sábado, abril 23, 2005

Iglesia y ONU felices con las paridoras múltiples

“El Vaticano prohibió los anticonceptivos,
prefieren niños con hambre que un preservativo,
y las cigüeñas trabajan a dobles turnos,
pensarán abrir sucursales en Saturno.”
El Noticiero de Ricardo Arjona

El revuelo que ha causado la medida de esterilizar a tres mil mujeres voluntarias en Cúcuta antes de finalizar el año, preocupa por la posición reaccionaria de muchos frente al tema.
La Iglesia dice que esta campaña “cierra las posibilidades reproductivas y favorece la promiscuidad”. Sobre el cierre de las posibilidades reproductivas, justamente de eso se trata, de evitar que esas mujeres, todas sin recursos, traigan niños a aguantar hambre y a trabajar desde su más tierna infancia bajo el erróneo concepto según el cual, “cada niño viene con el pan (o la arepa en Antioquia) debajo del brazo”.
En cuanto a la promiscuidad, estoy convencido que la posibilidad de un embarazo no frena a la mayoría y que el disfrute del sexo, o del amor, es una decisión personal e intransferible de los seres humanos. Tampoco se les puede negar el derecho al disfrute de la sexualidad a las mujeres, por ser pobres: aunque es lo que sucede hoy por hoy, es una actitud humillante que discrimina a la mujer por su condición social: si tiene dinero, puede tener sexo seguro, pero si es pobre, mijita a abstenerse y ya. Entonces, la opción para esas mujeres es tener hijos al por mayor o proceder al asesinato (alias aborto) en sitios oscuros y mal atendidos.
La posición de la Iglesia olvida a la mujer y le niega sus derechos en todo el planeta. Por ejemplo en África, continente azotado por la epidemia del Sida, los obispos optaron por recomendar la abstinencia y condenar el preservativo, pese al peligro mortal de no utilizar condones. El resultado: la epidemia se ha extendido, porque los ciudadanos africanos, en su mayoría, no tienen acceso a la información sobre los peligros del Sida y tampoco tienen clara la condena a muerte en caso de contraer el virus de la inmunodeficiencia humana. Solo ven a la mujer como objeto sexual y usan o abusan de ella: una mujer casada fue violada por un militar. Bajo la amenaza del fusil, ella tuvo que decidir entre la vida o su dignidad. Prefirió lo primero. El violador era portador del VIH. Días después el marido llegó a casa y le exigió el cumplimiento de sus deberes conyugales. Ella se tuvo que decidir entre contarle la historia que por machismo no le creería o ceder a los deseos sexuales del marido. Optó por lo segundo. Como eran católicos, no utilizaron el condón. Ella quedó embarazada. A los dos años, ella, el marido y la bebé fueron diagnosticados cero positivos. En las culturas africanas, cuidarse, abstenerse o NO VIOLARLAS, no está contemplado en el código machista que es patrocinado, indirectamente, por la Iglesia católica.
En el caso colombiano, contar con que la gente se informe e instruya frente a los derechos sexuales y reproductivos en un país cuyas carencias son alarmantes es, por lo menos, ingenuo y peligroso. Ingenuo porque incluso en las clases más pudientes e informadas hay embarazos no deseados. La diferencia es que hay dinero para el aborto quirúrgico o para los medicamentos abortivos. Peligroso, porque una mujer tiene derecho a ser mamá y sentirse orgullosa de esa tarea, teniendo el tiempo, el afecto y la tranquilidad para ejercer adecuadamente su labor. Pero si no tiene recursos para mantenerse, la maternidad se convierte en una cruz que difícilmente puede cargar. Entonces, la mujer también tiene derecho a declinar ante la posibilidad de la maternidad, siendo esto un acto de amor y de responsabilidad.
Pero la ONU también entró en la discusión y dice que promover solo un método atenta contra los derechos de las mujeres, ya que deben ofrecerse por lo menos tres métodos para que escojan. Claro, las mujeres con recursos económicos y conocimientos suficientes pueden escoger, la mayoría bajo supervisión médica, las pastillas, la inyección, la T o la esterilización. Pero esa no es la realidad de la mayoría de mujeres colombianas: muchas no tienen idea de los métodos y otras, así tengan la información, no poseen los recursos para el sostenimiento de terapias anticonceptivas como las pastillas o la inyección.
Creo que en fondo de esta discusión está el machismo y el proyecto de reducir a las mujeres a paridoras sin cerebro (algo parecido al proyecto delgadez denunciado por Lucrecia Ramírez). Que el Estado promueva y subsidie por lo menos una alternativa de anticoncepción es un gran logro, porque es una posibilidad cierta para comenzar a reducir el número de niños en la calle, con sus caritas sucias, pidiendo una moneda o trabajando en una cantera, como ocurre en Nemocón.
De igual forma, descalificar esta campaña es condenar a esas mujeres a la maternidad múltiple. Porque los hombres solo se dedican a condenar las campañas, a no utilizar preservativo y a dar la espalda cuando hay un embarazo de por medio. Decidamos: o se busca una forma de control o el Estado y sus contribuyentes nos metemos la mano al bolsillo para sostener, alimentar, educar y formar a esos niños que nacen condenados a la pobreza extrema. O peor, nos enfrentamos a debatir el tema del aborto con las consecuencias sicológicas y la carga emocional permanente que les trae a las mujeres el tomar esa decisión.

Impunidad e inmunidad

¿Porqué será que ambas palabras son tan parecidas? En Colombia, la historia de los abusos y arbitrariedades de los militares gringos (en servicio activo o retirados al servicio de empresas de mercenarios) no es nueva. En alguna oportunidad viajaba por carretera a Ibagué. Mis acompañantes decidieron que nos detuviéramos en el Punto Rojo, ubicado en la entrada de Melgar. Pasamos por la barra, escogimos lo que íbamos a desayunar y nos sentamos. Levanté la mirada para observar a mi alrededor y me encontré rodeado de overoles verde oliva que servían de funda para unos tipos altos, todos con gafas tipo piloto, que solo hablaban inglés. Los rubios llevaban en la sobaquera (funda para armamento) su pistola de dotación.
Pero no eran colombianos. Las insignias, la anatomía, el idioma confirmaron que eran estadounidenses. ¿Qué hacen armados estos oficiales gringos en cercanías a Tolemaida o a la Escuela de Helicópteros de la FAC? Claro. Son los militares que “prestan asesoría” a nuestras Fuerzas Armadas y debe ser, ignorante que es uno, que una de las lecciones es: como ir a desayunar con armamento debajo del brazo, y no morir en el intento. Esto sucedió hace más de 10 años.
Recordemos a Laurie Ann Hiett, esposa del Coronel norteamericano James Hiett, quien enviaba droga a su país mediante las valijas diplomáticas. Ella fue condenada a cinco años con libertad condicional.
Otro hecho. “Según el diario The Nation, el más leído del Canadá, bajo el título El problema de la droga en DynCorp, en mayo de 2000, la policía de Colombia encontró rastros de heroína en un paquete que iba a ser enviado por operarios de la firma a una de sus sedes en la Florida”.(del libro “Con las manos en alto” de Germán Castro Caicedo). En el mismo libro dice: “ En la base de Larandia, los gringos acumulan la droga que agarran en cada operativo en la selva, y la guardan en la primera casa de la Plaza de Armas, frente al antiguo Comando de Larandia. Me dicen que los mismo sucede en la base de Tres Esquinas. Lo que sucede en una, sucede en otra. Aquí ellos tienen libre acceso a esa casa que es de ellos... Uno le pregunta al comandante de la Policía, al comandante del Ejército, por qué no entran a esa casa y tratan de investigar qué hacen los gringos con tanta droga almacenada, y ellos responden: no podemos por aquello de la diplomacia; las leyes internacionales nos lo prohíben”. Esto sucedió en pleno desarrollo del Plan Colombia.
Los hechos más recientes tienen que ver con la base aérea de Apiay, en el departamento del Meta. Hace algunas semanas, cinco militares norteamericanos fueron sorprendidos transportando droga en un avión que había despegado de la base de la FAC. En las últimas horas el país se enteró de la muerte en un accidente de tránsito, de dos soldados que viajaban en moto por la vía que de Villavicencio conduce a Puerto López. En el hecho está involucrado un militar norteamericano que rápidamente fue sacado del país sin dar mayores explicaciones.
Estas son muestras de un dominio (acaso humillación) de un imperio contra una de sus colonias. Pero esta colonia sigue en silencio, sin pedir explicaciones, sin sorprenderse de lo que está ocurriendo.Bienvenida la ayuda, pero la de verdad, no la que disfrazan en contribuciones que finalmente terminamos pagando. Que venga el apoyo, pero con el respeto que merecemos los colombianos y nuestra soberanía. Tampoco podemos seguir ciegos ante la impunidad escondida tras la inmunidad. No entiendo porqué los liberales oficialistas, Piedad y Ernesto a la cabeza, no han señalado esta violación constante y prolongada a nuestra soberanía cuando los norteamericanos desconocen olímpicamente a la justicia colombiana. Ah, claro, uno no puede hablar mucho si no tiene visa o si se la han revocado.

¿Estamos preparados para la paz?

Teusaquillo es un barrio tradicional de Bogotá. Allí el gobierno instaló varios albergues para reinsertados. La comunidad rechazó desde el principio la medida, pues afirman que va en contra de la seguridad y de la tranquilidad del sector.
Hace algunos años, el mismo Teusaquillo era el sitio predilecto para las casas de prostitución. La amplitud de las casas, el número de habitaciones y la ubicación hicieron del barrio el sitio más apropiado para las casas de lenocinio en los años 90. No hay antecedentes de que los vecinos se hayan unido para estigmatizar a las prostitutas ni a los proxenetas, ni que hayan señalado esta actividad como un imán para atraer la inseguridad y los disturbios a la zona, cosa que era completamente cierta en su momento.
Ahora funcionan universidades, bares, cantinas, tabernas y tabernitas: el ruido y los ladrones que quieren conseguir una víctima para el atraco o el paseo millonario, deambulan a diario por las calles de Teusaquillo. Parece que eso tampoco molesta a los vecinos.La tensa situación que se vive hoy con los reinsertados, demuestra el escaso compromiso de la nación y la nula preparación de los colombianos para enfrentar un proceso de paz y sus consecuencias. Cuando a alguien le preguntan qué quiere para el país, inmediatamente responde que la paz. Linda palabra sin ningún contenido. Porque la tan mentada paz requiere de esfuerzo, de inversión y de tolerancia, entre otros temas.
Si Colombia lograra firmar un proceso de paz con las Auc, con las Farc y con el Eln, lo más probable es que los albergues se multiplicarían, no solo en Bogotá, sino en todo el país. Y las comunidades tendrían que acostumbrarse a verlos, a compartir con ellos la misma tienda de barrio, a observar la presencia de los reinsertados muy cerca del sitio en donde esperan la ruta en compañía de sus hijos. De igual forma, los colombianos abordarían el mismo bus, beberían cerveza en la misma cantina y algunos sabrían que sus hijos comparten aula con los hijos de los reinsertados. Todo esto es una cuota que debemos estar dispuestos a pagar en un proceso de paz. La otra parte es la económica: con sus impuestos y con los míos, el gobierno tendría que brindarles oportunidades de educación, salud y vivienda, para que aprendan algo distinto a disparar, a secuestrar y a caminar en el monte. De lo contrario, el proceso de paz en Colombia tendrá el mismo resultado de los procesos en Centroamérica: que las tasas delincuenciales se incrementan después de la firma de un proceso.
O peor aún, podríamos tener el mismo resultado del Perú que consiguió una derrota policial y no un acuerdo de paz. El caso Inca es contundente: desde la desactivación del MRTA (Movimiento Revolucionario Tupac Amaru) y de Sendero Luminoso, la tasa de homicidios, robos y secuestros se triplicó en Lima. Incluso el gobierno Fujimori, feliz por el resultado, olvidó el coletazo que dan estas organizaciones antes de expirar. Fue cuando ocurrió la toma de la embajada de Japón en Lima. Seamos claros: la paz cuesta mucho y si la queremos, tenemos que estar dispuestos a compartir las calles con ellos, a pagar impuestos para reincorporarlos a la sociedad y a perdonar y olvidar. Nada distinto de lo que pasó hace 15 años con el M-19, quienes fueron elegidos para la Asamblea Constituyente del 91 y para otras dignidades.
Entonces, es el momento de meditar la apuesta que va a hacer la sociedad colombiana para alcanzar la paz: si es poca, los fusiles se silenciarán y la delincuencia (como opción de vida) crecerá. Si hacemos una puesta del tipo juego mis restos, Colombia podría lograr una paz que fuera solo el inicio de una transformación colectiva e institucional, con mayor bienestar para los nacionales, con el reconocimiento fundamental de las diferencias que tenemos y con los mecanismos que verdaderamente permitan la participación del común de la gente en las decisiones que la afectan.

Teflón, teflón.

Una columnista, Marianne Ponsford y una comentarista, María Jimena Duzán, hablaron del efecto teflón de Uribe. El principal argumento es que el gobierno hace un excelente manejo de comunicaciones y eso hace que la opinión pública incline la balanza a favor del Presidente.
Si es por el manejo de medios, Uribe está más que rajado. En la campaña presidencial no tuvo ningún problema en expulsar de una rueda de prensa a un corresponsal extranjero que preguntó sobre los mentirosos vínculos con el narcotráfico del padre del entonces candidato. No hay un desatino mayor que este, cuando de manejo de prensa se trata, pues vetar a un periodista es un verdadero dolor de cabeza que siempre termina mal. Aquí en Colombia hubo una ensambladora de vehículos multinacional que vetó a un periodista. El mecánico comunicador golpeaba semanalmente la credibilidad de esa empresa y llegó a posicionar negativamente una de las marcas de la ensambladora de marras. El resultado: a los prepotentes directivos de esa empresa les tocó sentarse con el periodista, aguantarse la patanería de este y fumar, a la brava, la pipa de la paz.
También Uribe ha culpado a los periodistas por su soltura verbal diciendo que son los comunicadores los que le jalan la lengua. Esto significa que el Presidente queda esclavo de lo que dice frente a la prensa y dueño de los pocos, muy pocos silencios que guarda.Otro asunto que demuestra el pésimo manejo de comunicaciones de la Casa de Nariño son los desatinos de Uribe. Solo unos ejemplos bastan: el problema del Palacio de Justicia y el M-19, la pelea al aire y en directo de Uribe con el senador Héctor Elí Rojas. La división de las ONGs entre buenas y malas. No vamos a entrar a analizar si tenía o no la razón, pero esas salidas en falso obedecen precisamente a la inadecuada asesoría en comunicaciones. La mayoría de cosas se pueden decir, pero tiene que hacerse con un manejo estratégico que logre un impacto de opinión y no un debate que complique al Presidente. En cuanto a la pelea, pues sencillamente el asesor tiene que estar listo para evitarla y dejarle esos asuntos a los voceros gubernamentales. En ese caso un asesor sensato dirá: Uribe no se mete y queda como última palabra para calmar los ánimos y zanjar la discusión.De igual forma, Uribe ha recibido una mala asesoría en sus silencios. El último y más grave tiene que ver con la masacre de San José de Apartadó. En ese caso, el papel de Uribe fue de gasolina en un incendio y no de bombero. Porque al salir a hablar de medidas coercitivas después de guardar silencio, demostró que no tiene un manejo adecuado ni de prensa, ni de relaciones públicas, ni de estrategia comunicacional.Es que el Presidente, como cliente de una empresa de comunicaciones estratégicas, sería una cuenta “chicharrón”: es boquiflojo, pendenciero y supongo que terco. Estas características, unidas al tema de pedir rebaja y luego fiar, harían del Presidente una cuenta que nadie querría tomar: paga mal, no se deja aconsejar, la embarra y si no se ha tomado las goticas para el mal genio...
Manejo de medios el de Pastrana, que logró la presidencia con una foto. El presentador Presidente se “comía” la cámara, manejaba la voz, era mesurado en sus declaraciones, mencionaba a Nohora y a los niños y bendecía al final de sus intervenciones. Ese gobierno se caracterizó, básicamente, por el manejo de la información, por las buenas relaciones con muchos medios y por las jugadas de poder que hicieron renunciar a varios periodistas. Para bien o para mal, ese es el manejo comunicacional que daría un asesor. Ni que decir de Samper, con escuderos de prensa permanentes, con Julio Mario y sus empresas sosteniéndolo y con el hermano de columnista. Y Barco, quien tenía la costumbre de no leer prensa y de hablar muy poco con los medios, para no "contaminarse" y seguir concentrado en su tarea. Y Uribe... no aguanta el análisis en la materia.
Contrario a lo que dice la señora Ponsford y la Duzán, Uribe no solo es un mal comunicador sino que carece, por lo visto, de una asesoría que lo libre de muchos males.

Lo que no me gusta del gobierno Uribe

Caerán rayos y centellas. Lloverán insultos de algunos y bendiciones de otros. Pero nadie puede decir que el gobierno de Álvaro Uribe Vélez es perfecto. Por el contrario: tiene muchas debilidades que pueden y deben ser corregidas para convertirlas en fortalezas.
Lo primero que me incomoda del gobierno Uribe es la carencia de asesoría en comunicaciones. Contrario a lo que piensan algunas, el Presidente adolece de una verdadera asesoría que le permita ser estratégico en el manejo de los medios y de la prensa. Si a eso le unimos la facilidad de Uribe para soltar la lengua, tenemos un resultado pobre y preocupante en la materia. El más reciente episodio ocurrido en Asia en el que el Presidente le pide a Venezuela que, frente a las Farc, se comprometa a combatirlas o se aísle, ratifica que Uribe sufre de un problema de excesiva locuacidad, muy inconveniente para un mandatario.
De igual forma, confirma que Uribe no tiene asesor en la materia, pues un principio elemental en comunicación de alta política es que los asuntos internacionales tienen un canal único e indiscutible: el diplomático. Debe ser que Uribe no confía en dichos canales, viendo los nombres de algunos embajadores o embajadoras mediocres que él nombró y que encabezan la diplomacia en ciertos países, por ejemplo, de Sudamérica.Otra cosa que no me gusta del gobierno Uribe es el ministro de Defensa disfrazado (no vestido) con prendas de uso privativo del Ejército. Los defensores dirán que eso les da moral a las tropas. Nada más lejano de la realidad: un general, que lleva enfundado en su uniforme más de 30 años, que ha padecido los traslados anuales, que ha vivido trasnochos y madrugadas, que ha enfrentado a los diferentes enemigos del Estado, no puede estar a gusto con una persona que de pronto aparece con uniforme, así no más, por el simple hecho de ser el ministro de Defensa.
Definitivamente me molesta el ministro de Hacienda, porque contradice al Presidente. Mientras Uribe dice que no va a promover una reforma tributaria este año, el Ministro sale a decir todo lo contrario. Y eso es muy grave, porque de ambos depende buena parte de la estabilidad económica del país que se manifiesta con la llegada de inversión a mediano y largo plazo. La política económica debe ser coherente y todos deben decir lo mismo, así en el consejo de ministros se agarren de las mechas.
Esperaba mucho del Comisionado de paz. Pensé que sus habilidades como siquiatra y su convicción de la ternura eran suficientes para encarar el compromiso. Luis Carlos Restrepo se ha dedicado en los últimos días a pelear: con los uribistas pura sangre, con los menos uribistas, con el liberalismo, con el conservatismo... con todos y eso no lo puede hacer un comisionado. Y he aquí la otra cosa que no me gusta de Uribe: el rogarle a Restrepo que se quedara. En administración empresarial, al empleado que está aburrido y renuncia hay que abrirle las puertas para que se vaya. Nunca hay que dejarlo, porque comienza a imponer condiciones sobre el gerente (en este caso el Presidente) quien es el que de verdad manda. Me hubiera gustado un nuevo Comisionado General de paz, que encabezara las políticas en la materia, pero teniendo comisionados especiales para cada grupo al margen de la ley.
No me gusta la ministra de Educación Cecilia María Vélez, porque impuso la obligatoriedad de enseñar religión en los colegios y eso vulnera el derecho de los niños a la libertad de cultos. La medida debió enfocarse por algo más laico: cátedra obligatoria en ética y valores, abarcando, si se quería, aspectos de la Biblia.
Finalmente no me gustan los fanáticos de Uribe, porque atropellan, insultan, calumnian y vociferan cuando alguien osa criticar al Presidente. Soy uribista crítico. Me gustan muchas cosas de su gobierno, pero no lo veo perfecto, ni mesiánico, porque los semidioses terminan destruyéndose así mismos. Creo que ha sido el mejor gobierno de las últimas décadas, pero debo admitir que esa tarea era demasiado fácil. Me explico: si una casa está sin mantenimiento, sin pintura, con la hierba creciendo por las rendijas de los ladrillos, las tejas rotas y las ventanas desmanteladas y llega alguien que decide pintarle solo la fachada, pues el cambio se va a notar de inmediato. El punto de excelencia cuando llegó Uribe a la presidencia era muy, pero muy bajo. Ahora no ocurre lo mismo. Uribe ha puesto un punto muy alto y por eso es necesaria la crítica constructiva y los debates que se puedan dar en el mejor tono y con el respeto que merecen las ideas contrarias.
Si alguno de ustedes se opone a lo expuesto, está en su derecho. Solo pido que las ideas contrarias sean presentadas con altura y con clase para poderlas publicar y elaborar un proceso dialéctico en beneficio del país.

viernes, abril 22, 2005

El candidato Leyva: al agua

Inteligencia militar descubrió un plan de las Farc y el Eln: lanzar como candidato a la Presidencia a Álvaro Leyva Durán. Al día siguiente el propio Leyva salió a desmentir a medias la noticia. Aunque sostuvo que no ha tenido contacto con la “insurgencia”, aseguró que el partido conservador lo había incluido en una lista de precandidatos.
Sin embargo, el 23 de abril afirmó que no aceptaba ser precandidato sino candidato oficial del conservatismo para elaborar un programa de gobierno con soluciones y fórmulas de paz. Según Leyva, con el canje humanitario se abrirían las puertas para la solución del conflicto colombiano y prometió que de ser elegido Presidente, alcanzará un acuerdo de paz con la guerrilla en un año.
Con su lanzamiento al ruedo de las candidaturas, Leyva está ratificando que es el elegido por las Farc para representarlos en los comicios presidenciales. Claro, la estrategia de Leyva Durán será la misma de Pedro con Cristo: negar a las Farc no solo tres sino muchas veces. Lo cierto es que la candidatura de Leyva es un golpe muy bajo para aquellos que esperaban enarbolar las banderas del diálogo y de la salida negociada al conflicto en la campaña presidencial, pues además de perder esas banderas, surge un personaje que tiene mucha credibilidad en el manejo del tema ante la opinión pública. ¿Qué dirán Piedad, Samuel Moreno, Antonio Navarro y Carlos Gaviria de semejante toro que está ya en el ruedo mostrándose con lo que ellos querían exhibir?
No es extraño que las cúpulas guerrilleras estén diseñando un plan B en caso de continuar contra las cuerdas en el terreno militar. Por el contrario, el plan considera dos escenarios simultáneos: mientras las Farc combaten para hacer alarde de una capacidad militar de la que carecen, (la arremetida en Toribío, Jambaló y Caloto en Cauca y el terrorismo de las Farc en Buenaventura demuestran el desespero de los terroristas ante la presión del Plan Patriota e intentan desahogar sus posiciones mediante ataques que distraigan y movilicen a las tropas que los están arrinconando en el sur del país) el Eln busca acercamientos políticos basados en las voces que claman por una solución negociada del conflicto colombiano.
El nombre de Álvaro Leyva Durán siempre ha sido bien recibido por las Farc, movimiento que ha encontrado en el precandidato a un interlocutor que los conoce y parece que habla el mismo idioma. Cabe recordar que Leyva participó en la elaboración de un documento que analizaba los diferentes escenarios del conflicto nacional y presentaba fórmulas de diálogo para lograr que los “insurgentes” hicieran tránsito a la política sin armas. En 1998 ese documento iba a ser presentado a Horacio Serpa, pero en el camino se atravesaron varios políticos amigos de Andrés Pastrana, convenciendo a Leyva de mostrarle el análisis al entonces candidato conservador, quien lo adoptó como su política de paz.
Leyva Durán también jugó un papel importante en la cita entre Pastrana y Tirofijo. Después vino el encarte con la Fiscalía por la denuncia de enriquecimiento ilícito, lo que obligó a Leyva a refugiarse en Costa Rica.
¿Alguien cree que un Presidente puede lograr la paz en un año sin la complacencia o complicidad de las Farc? ¿Leyva sería un Presidente conservador dispuesto a servirle al país o un Mandatario sirviente de los terroristas? ¿el marco jurídico para un acuerdo con las Farc tendría la anuencia de Petro, Gaviria Díaz, Juan Fernando Cristo, Piedad Córdoba y de todos los que se oponen a la ley de Justicia y Paz para los paramilitares? ¿para tratar a las Farc el país tendría que arrodillarse con todo y normatividad?
Esperemos que la ingenuidad electoral de algunos colombianos no alcance para tener que responder negativamente estas preguntas en cinco años.

martes, abril 19, 2005

La palabra de la guerrilla

Hace unos días, el ahora Jefe de prensa de las Farc alias "Raúl Reyes" envió un correo electrónico al periódico Jornal do Brasil. Debo admitir que sorprende el giro que dieron sus palabras en solo una semana. De las declaraciones difundidas por Noticias Uno el 20 de marzo en las que amenazó al país con más terrorismo a las palabras virtuales que concedió al medio brasileño, hay una distancia bien interesante.
En primer lugar, Reyes habló sobre la guerra y propuso “la creación de un grupo de países amigos, incluido Brasil, para facilitar la búsqueda de una salida a la crisis que no sea la guerra, ya que esta no soluciona los problemas del pueblo. Por el contrario, los agrava". Que gran sensatez, que objetividad, que claridad mental la de este personaje de barriga oligarca, que hasta ahora viene a darse cuenta de lo que ha causado el terrorismo de su grupo en Colombia. Pero más allá de las ironías, no deja de ser evidente el cambio de actitud de las Farc cuando quieren publicidad en el exterior. Mientras en Colombia amenazan, afuera siguen queriendo parecer los heroicos luchadores de la libertad.
No obstante, por los mismos días en los que Jornal do Brasil publicó esta información, las Fuerzas Armadas difundieron una información según la cual el Eln y las Farc están buscando mecanismos para unirse. La comunicación interceptada indica que los terroristas están preocupados porque las Fuerzas Armadas están golpeando seriamente las estructuras terroristas. De igual forma alerta sobre la necesidad de mantener un repliegue que desgaste a las tropas del Estado y así se reduzca la popularidad de Uribe. El mensaje del jefe del Eln Nicolás Rodríguez Bautista, alias Gabino, estaba dirigido a Manuel Marulanda Vélez y en él también solicita que el estudio de la alianza se haga de líder a líder por un canal seguro de comunicación.
Atando cabos, la propuesta sensata de crear un grupo de países amigos para buscarle salida al conflicto colombiano es una cortina de humo que lanzan los terroristas para ganar tiempo y volver a dar sus acostumbrados zarpazos. De paso si ese tiempo les permite unirse pues mucho mejor.
En el correo electrónico de Reyes a Jornal do Brasil (parece que el barrigón oligarca añora los tiempos de cercanía con los medios en el Caguán) hay una afirmación que daría risa si no fuera por el sufrimiento de millones de personas en Colombia: sobre las fuentes de sustento económico de las Farc, dijo que reciben "apoyo voluntario de pequeños y medios empresarios, comerciantes, hacendados, así como donaciones de personas de pocos recursos. Y producimos, pues las guerrilleras y guerrilleros también pasan a estudiar y trabajar la tierra. O sea, tenemos planes para la auto sustentación". (El Tiempo, marzo 27 de 2005)A ver, traduzcamos sin semántica: las fuentes de sustento de las Farc vienen del secuestro de pequeños empresarios, comerciantes y hacendados (esto lo llama apoyo voluntario) . También vienen del impuesto al gramaje y de los raspachines que son personas de pocos recursos (para Reyes estas son donaciones). Y producen muerte, hambre, destrucción, pobreza, desespero, terror y miseria en todo el país (a esto se refiere con estudio y trabajo de los guerrilleros).Y saber que esto lo creen los europeos, las Ongs, algunos norteamericanos y los castos brasileños y venezolanos; quienes ingenuamente siguen viendo a los terroristas como campesinos luchadores que tienen palabra. Ojalá se dieran cuenta de lo que ha pasado y está pasando en el país para ver si se siguen atreviendo a autenticar las mentiras de las Farc.