jueves, julio 28, 2005

Serpa protagoniza... Mentiroso, mentiroso

Después de la aplastante derrota que le propinó Álvaro Uribe Vélez en las últimas elecciones presidenciales, Horacio Serpa anunció que no volvería a lanzar su candidatura: “renuncio de una vez y para siempre a aspirar de nuevo a la Presidencia de la República y a ocupar cualquier título responsabilidades públicas o dignidades oficiales" (El País de Cali, mayo 27 de 2002).
Esa posición era apenas lógica, pues en 1994 perdió con un peso medio, Andrés Pastrana Arango y luego recibió una paliza de Uribe Vélez. Lo mejor para Serpa y su partido de Traquetos (según Piedad Córdoba) era que el quemado mostrara algo de pudor y decidiera retirarse de la arena política.
Pero no. Ahora el eterno candidato anunció su precandidatura a la Presidencia de la República, incumpliendo su palabra y de paso generando mayor incredulidad en el declinante electorado liberal. ¿Cómo se le puede creer a una persona que promete algo y luego incumple su palabra? Este anuncio confirma lo que se ha dicho durante años: Horacio Serpa no es un político serio, ni tampoco tienen intenciones responsables con las necesidades y expectativas del país, pues su ambigüedad genera serias sospechas en cuanto a la verdadera ideología del eterno candidato y de paso, pone de manifiesto que busca el poder por el poder y nada más: Serpa debe tener un sueño (clonado de su máximo impulsor Ernesto Samper) que es ser ex presidente.
Será entonces otra campaña escuchando las explicaciones y las miles de excusas sobre su real participación en los hechos que desembocaron en el proceso 8 mil. Será otra campaña en donde salga a brillar la Monita Retrechera, el dinero del cartel de Cali y la caja con dólares que el propio Serpa llevó a San Andrés. Lo novedoso de esta campaña es que, convenientemente, Serpa ha dado a entender que se distanció políticamente de Samper y el ex presidente ha sugerido que se siente más cercano a Uribe Vélez. Pero es tan evidente la maniobra que ni los incautos la aceptarán: es claro que la cercanía de Samper enloda a cualquiera y qué mejor para el partido de Traquetos que ensuciar a Uribe con la proximidad de Samper.
Supongo que el liberalismo oficialista y opositor debe estar tremendamente preocupado por el anuncio de Serpa, pues nuevamente estará un perdedor en la contienda electoral. Además, los que enfrentarían a Serpa deben estar entusiasmados con la idea, pues derrotar a Serpa es solo cuestión de paciencia: parodiando una frase de Humphrey Bogart, “no hay que contradecirlo: basta con esperar, él lo consigue solito”.
Pero el anuncio además, contradice uno de los argumentos expuestos por ese partido en contra de la reelección. Básicamente una de las razones para oponerse a un segundo periodo de Uribe es que no permite la renovación y la aspiración de las nuevas generaciones políticas. Pero resulta que las candidaturas eternas generan exactamente el mismo efecto: aplazan las aspiraciones de jóvenes cuyas ideas son más interesantes y sus trayectorias son menos cuestionables: Rodrigo Rivera Salazar, por ejemplo.
Hay tres situaciones ideales para el país: que sea aprobada la reelección, que Serpa sea candidato liberal y que Navarro represente a algunos sectores de la izquierda que ven en Horacio a un politiquero tradicional. ¿Porqué son ideales estas situaciones? Porque Uribe resultaría elegido, otra vez, en la primera vuelta y tendríamos otros 4 años de seguridad y de desarrollo para el país. Así mismo, porque con Uribe en la Presidencia por otro periodo, las Farc recibirían un golpe contundente: si están replegadas (cosa que siempre he dudado) deberán continuar escondidas, lo que les resta acción proselitista y les quitaría el poco apoyo que tienen en algunas zonas del país. Y si están en acción, porque los combates y la persecución desgastan a un aparato militar que está por fuera del Estado.

miércoles, julio 27, 2005

Mi sitio recomendado: San Victorino.

Fotos: Izquierda, Plazoleta de San Victorino antes. Derecha, plazoleta de hoy.
San Victorino es el sector comercial más tradicional de Bogotá. Durante décadas, la plazoleta fue invadida por centenares de casetas en las que se encontraba desde un alfiler hasta un televisor. Después de un gran esfuerzo de las autoridades distritales, la plazoleta fue desalojada y ahora es un enorme espacio con una escultura en uno de sus costados.
Antes, hablar de San Victorino era sinónimo de inseguridad y de productos de pésima calidad. Muchos hicieron dinero con medicamentos adulterados que eran comercializados en las droguerías del sector. Ni hablar de caminar por San Victorino, pues las calles estaban cerradas por la presencia de los vendedores ambulantes que ofrecían cobijas, cojines, aparatos para cortar icopor y hasta regletas para dibujar círculos sin fin.
Caminar por el centro de las calles era lo común. El bullicio propio de un sitio en donde se encuentran vendedores y compradores era la nota predominante de San Victorino, al que muchos osaron llamar el unicentro de los pobres.
Desde hace varios años soy visitante ocasional de San Victorino. Me encanta el plan de abordar un bus de Transmilenio y en pocos minutos estar en la estación de la Caracas con calle 11. Al salir de la estación, un policía bachiller tiene una gruesa cuerda para evitar que los peatones crucen la vía mientras el semáforo peatonal esté en rojo. Unos pasos y quedo sumergido en ese mundo efervescente, en donde se que puedo conseguir lo que necesite a un precio muy razonable: mejor dicho, no hay un sitio en Bogotá en donde pueda conseguir lo que necesito a un mejor precio.
Hacía más de 6 meses que no iba a San Victorino. Durante ese tiempo el alcalde Garzón retiró a los vendedores ambulantes del sector. Al recorrer las calles para llegar a la plazoleta, generalmente uno se encontraba en la mitad de las vías con la tranquilidad de caminar sin correr el riesgo de ser atropellado por un vehículo. Pero esta vez fue distinto. Comencé a caminar y me encontré en la mitad de la calle, viendo que unos pocos carros se me venían encima, transitando por unas calles que fueron recientemente señalizadas, pavimentadas y arregladas para peatones y vehículos.
Sin embargo, el sector bullicioso de antaño está hoy en poder del silencio, del murmullo de unas pocas personas hablando y ese ruido propio de vendedores y compradores callejeros desapareció. Son solo añoranzas del desorden y el caos.
San Victorino: El sitio cuyos vecinos eran los habitantes de la zona más peligrosa de Bogotá por el consumo de narcóticos y por la violencia extrema que se vivía y que hace pocas semanas terminó su demolición (el Cartucho); la zona invadida por vendedores ambulantes en todos sus rincones; el sector al que era mejor ir con la ropa más vieja y la peor expresión en el rostro; es hoy otra cosa: calles amables para recorrer y ver vitrinas, antojarse de alguna cosa inútil, regatear el precio de un pantalón, de un cuaderno o de los juguetes para una piñata; aceras aseadas y disponibles para caminar (claro, con la precaución necesaria al recorrer un sitio del centro de cualquier ciudad del mundo); precios para que un presupuesto bien manejado pueda lograr nuevamente la utopía del ahorro y la posibilidad de encontrarse con un campesino que recorre las calles junto a la señora que acaba de bajarse de un Mercedes de modelo reciente; o al agente de policía que camina desprevenido junto a la hija de un General que busca los mejores precios para presumir ante sus amigas.
Hoy, San Victorino es el sitio que recomendaría a aquellos que buscan conocer de verdad a Bogotá: los buses de Transmilenio enmarcan el sector por la avenida Jiménez y por la Caracas. En su arquitectura se pueden encontrar sitios maravillosos que han entrado en fase de conservación y la plazoleta, aunque un poco fría, permite el tránsito de los desprevenidos bogotanos de todos los estratos sociales y culturales.
Muchas cosas han ocurrido en Bogotá en los últimos tiempos... ¿quién se iba a imaginar que San Victorino sería un sitio para recomendar a los visitantes que quieran conocer más profundamente a Bogotá?.

martes, julio 26, 2005

Comprar la producción de coca: una propuesta peligrosa

En las últimas horas el Presidente anunció que el Estado les compraría a los campesinos del Meta, la producción de los sembrados de coca.
Con la propuesta se abre un debate sobre uno de los temas más sensibles para los colombianos, pues está medida tiene tanto de largo como de ancho. Que el Estado compre la producción de una empresa ilícita es cuestionable. Que una parte de los recursos del Estado se destinen a la compra de hoja de coca es criticable, pues los beneficiarios finales de ese dinero podrían ser los cabecillas de las Farc o de las AUC: Es sabido que los narcoterroristas son propietarios de miles de hectáreas sembradas con coca y amapola, pues en la diversificación propia del negocio, han pasado de cobradores de peaje, llamado impuesto al gramaje, a ser propietarios de sembradíos que además custodian con los niños combatientes de siempre. Entonces, después de algunos desvíos, practicando sus habilidades para el lavado, seguramente los máximos receptores del dinero serían los dirigentes de los grupos armados ilegales.
Otro asunto preocupante es que el lanzamiento de la osada propuesta, como ocurre en cualquier economía de mercado, hará que el precio del producto suba e incluso duplique su valor. En ese evento, el Estado pagaría mucho más de lo que realmente vale el producto en el mercado negro del narcotráfico. Eso, sin muchas vueltas, es un despropósito.
En este mismo sentido, es preocupante que el país solo conozca el título de la propuesta y no el contenido, los pormenores y detalles de la misma, porque sería muy grave que el presidente Uribe hubiera lanzado semejante bomba sin un análisis profundo, por lo menos con sus más cercanos colaboradores. Pero también inquieta que esta propuesta sea solo una frase suelta, porque el asunto debe tener un contenido, un seguimiento y unos controles especialmente estrictos.
Si algo afecta a los productores de coca es justamente la dificultad para vender, la imposición de condiciones por parte de los compradores y la incertidumbre de un mercado ilícito. Pero, al ser el Estado el comprador, obviamente el cultivo de coca se torna en un sembrado virtualmente legal y eso motivaría la difusión de la siembra de coca.
Entonces, ya que el Presidente anunció el plan de compra, es urgente que la Casa de Nariño informe todos los detalles del tema, porque surgen dudas que deben ser resueltas prontamente, como por ejemplo, los mecanismos que se operarán para que los campesinos que vendan el producto, adquieran un compromiso para erradicar manualmente sus cultivos, pues, de lo contrario, no tendría ningún sentido la inversión del Estado en la compra de coca.
Además, la compra debe hacerse con lupa, evitando que narcoguerrilleros, narcoparamilitares, testaferros o narcotraficantes, tengan acceso a esos dineros, pues sería una imprudencia de enormes dimensiones, que el dinero que se debe destinar a los programas bandera del gobierno, termine en manos de los terroristas.
Otro asunto preocupante es el destino que se le dará a la producción que compre el Estado: poner ante semejante tentación a funcionarios públicos y a los miembros de las Fuerzas Armadas es añadirle a las seducciones del dinero y de los delincuentes, una arandela más que puede degenerar en un incremento de la corrupción.
El gobierno nacional no se puede llamar a engaños: el anuncio de comprar la cosecha de coca tiene que ser reflexionado y debatido por el país y una decisión de semejante magnitud no se puede tomar a la ligera. El General Castro, Director de la Policía Nacional, aseguró que la práctica de comprar la ubicación de cultivos ilícitos y de pasta de coca es cotidiana y que la información hay que pagarla. Pero una cosa es la información y otra muy distinta un producto ilícito que es el combustible del conflicto en Colombia.El tema de los cultivos ilícitos debe ser abordado con seriedad y estudiarse a fondo las alternativas existentes hasta el momento: compra de la cosecha, sustitución de cultivos, erradicación manual o fumigación; o todas estas tácticas activas, pero teniendo claros los objetivos y las consecuencias detalladas de cada medida.

lunes, julio 25, 2005

Director de Telesur dice que su canal es estratégico

Hace algunos días recibí de un corresponsal llamado Lector Veraz, un documento sobre Telesur, escrito por su director, el uruguayo Aram Aharonian y publicado por la Red Voltaire .
Supongo que el documento pretendía desmentir el artículo sobre Telesur publicado por Atrabilioso la semana anterior. Lamentablemente para el corresponsal, el artículo solo confirma la teoría expuesta.
La explicación para su lanzamiento resulta ya interesante: “Vernos es conocernos, reconocernos es respetarnos, respetarnos es aprender a querernos, querernos es el primer paso para integrarnos. Si la integración es el propósito, teleSUR es el medio”. Veamos entonces el asunto del respeto: albergar guerrilleros, denunciar cada rato la intención de colombianos de asesinarlo (por supuesto sin pruebas y sin capturas), establecer un bloqueo económico contra Colombia para lanzar una cortina de humo frente al hecho de tener al canciller de las Farc en su territorio con cédula venezolana... ¿ese será el respeto ofrecido? .
En cuanto al aspecto noticioso, Aharonian anuncia que “una red de colaboradores en toda la región garantizan una cobertura amplia y responsable, en el marco de una agenda propia. O sea, la verdad sin cortapisas. Los regímenes dictatoriales siempre han hablado de la verdad sin cortapisas. Sin excepción, todos los dictadores se han sentido dueños de la verdad. Pero hablar de verdad, objetividad, etc., en un medio de comunicación suena muy bien como teoría, pero el resultado es siempre la divulgación de “verdades reveladas” y esas verdades, por su naturaleza, no admiten discusión. Si algo es verdad, ¿cómo se va a debatir? ¿cómo se va a analizar con puntos de vista y opiniones si es la verdad sin cortapisa?
Pero hay contradicciones evidentes en la propaganda de Telesur: “Nojolivud: Películas contemporáneas producidas en países no latinoamericanos y ajenas al sistema hollywoodense”. Es decir, todo lo que sea a menos que venga de los Estados Unidos. Y eso está bien, pues están en su derecho de emitir contenidos distintos a los estadounidenses. Pero después dice: “Voces en la cabeza: Nuevas tendencias musicales latinoamericanas: hip hop, rap, rock, pop, punk, ska, raggamuffin, electrónica”: Esto es nuevo: el Hip Hop , el Rap , el Rock , el Pop , el Punk y la electrónica son las representantes de la cultura musical latinoamericana. Entonces, ¿cuál es la real identidad y el criterio del contenido? se rechazan las películas pero se acepta, asimila y se vende la idea de apropiarse de la música nacida básicamente en los Estados Unidos. Además, como es obvio, si Telesur está luchando contra la penetración cultural gringa, pues esa música no tendría posibilidades en la parrilla.
Otro elemento que manifiesta la verdadera intención y no la propaganda que están haciendo para disfrazar el proyecto es el siguiente: “Telesur es, sin dudas, un proyecto político y estratégico”: No habría encontrado un resumen mejor para el artículo y los comentarios del foro de Atrabilioso: esta frase lo dice todo y manifiesta abiertamente la invasión ideológica con verdades incuestionables.
Pero el “Mariscal” de la invasión es confirmado posteriormente: “Insisten en preguntarnos quién garantiza que no se vuelva un canal propagandístico, gobiernero. Y respondemos que nadie”. El tema es claro: nadie se podrá quejar de un canal de propaganda populista castrochavista, porque desde el principio se advierte el criterio impositivo de los contenidos.
Lo cierto es que si alguien dudaba de la intención y de la orientación del canal, el mismo documento lo confirma.