sábado, noviembre 19, 2005

Una mirada al manejo mediático de las campañas políticas.

Las manipulaciones políticas no son recientes. Napoleón organizó una oficina de prensa que llamó, tal vez en algún momento de buen humor, su Oficina de la Opinión Pública. La función de esa oficina era fabricar tendencias políticas a pedido. Maquiavelo también hizo algunas originales contribuciones al pensamiento en este sentido.
La manipulación del pueblo a manos de un tirano en una sociedad controlada es un asunto relativamente sencillo, pudiendo el tirano gobernar con dureza o con benignidad, según le plazca. La verdadera prueba consiste en manejar con eficacia a los ciudadanos de una sociedad libre que pueden votar para destituir funcionarios de sus cargos, o no respaldar las aspiraciones de un candidato.
La manipulación política efectiva y la persuasión de las masas en estas últimas situaciones tuvo que esperar la aparición de los manipuladores de símbolos, que no prestaron seria atención a la política hasta mediados del siglo XX.
Luego, en muy pocos años, en la campaña presidencial en los Estados Unidos de 1956, dieron pasos agigantados para cambiar las tradicionales características de la vida política norteamericana.
A comienzos de la década del 50, The New York World Telegram, diario republicano, describía los preparativos de las elecciones de 1960 de representantes al Congreso. En su editorial explicaba que “los políticos están aplicando todas las astutas técnicas de propaganda utilizadas por la producción norteamericana en masa para vender autos, sales de baño y podadoras”. Bajo la presidencia de Leonard W. Halll y Robert Humphreys, director de publicidad, el Comité Electoral Republicano disponía de material hecho a pedido para los candidatos , cuando necesitaran utilizarlos en los medios: televisión, películas, dibujos y gráficos, anuncios dramatizados de radio, envío de noticias a los pueblos del interior, técnicas de entrevistas callejeras, etc.
También las empresas que realizan encuestas comenzaron a prestar atención a la política. Durante la campaña norteamericana de 1952 se anunció que las largas peroratas sobre temas como la inflación y Corea tendrían muy poco que ver con el resultado de la elección. En ese sentido, los expertos aseguraron que el punto vital de la campaña consistía en el impacto emotivo ejercido por los candidatos rivales. Después de la campaña se afirmó que había que aplicar las técnicas de encuesta en profundidad para los pronósticos políticos. Se afirmó que empleando técnicas proyectivas para descubrir la emotividad, podría predecirse la favorabilidad del candidato ganador.
Un experto en técnicas de publicidad y de encuestas de profundidad para productos masivos incluso afirmó que si se les diera rienda suelta a los agentes de publicidad en las campañas políticas, éstos podrían impulsar al elector flotante en cualquier dirección, convenciendo al indeciso o indiferente.
El representante de una agencia de publicidad dijo que el elector indeciso no es el votante consciente e independiente que se pinta a menudo: El elector oscilante cambia por cualquier razón mínima, como por ejemplo, el hecho de no gustar de la esposa del candidato.
A mediados de los años 50, los políticos más emprendedores se miraban al espejo para ver si tenñían la apariencia correcta. En este sentido, decía el periódico comercial Printer’s Ink: “Todo candidato se da cuenta, por supuesto de que cuanto antes comience a crear una imagen de si mismo en relación con los problemas cotidianos, tantas más posibilidades de éxito tendrá”.
Esto es lo que veremos en la próxima campaña a la Presidencia: pocos, muy pocos argumentos, enormes cargas de ataques, manejos de expertos en comunicación política en los discursos, en las posturas físicas y hasta en las sonrisas. Es aquí cuando el oído agudo y la visión crítica nos permitirán quitar el ruido que han incluido los asesores y comenzar a encontrar el escaso contenido programático que nos presentarán los aspirantes. Eso si: nada nuevo en lo que a campañas políticas se refiere.

Extractos del libro Las formas ocultas de la propaganda de Vance Packard.

jueves, noviembre 17, 2005

La calumnia:un deporte nacional

Por Jaime Restrepo. Director Atrabilioso.

El fenómeno de lanzar acusaciones y calumnias sin argumento ni base alguna es común y frecuente en Colombia: a diario vemos como muchos acusan, calumnian y difaman por el simple placer de acabar con la reputación de alguien, pues siguen el principio básico de “calumniad, que algo queda”.
Incluso, hay personas que atacan empresas con mentiras, calumnias y difamaciones sin tener claro el panorama jurídico que les podría esperar. Esta práctica ahora se desarrolla también en Internet. Supongo que por ignorancia, algunas personas desconocen que hoy en día existen decenas de servicios y medidores estadísticos, incluso gratuitos, que localizan de manera precisa una dirección IP.
Claro, como una de las mayores aficiones de algunos colombianos ociosos e ignorantes es la calumnia, creen que nadie hará nada para defender su honra y por tal motivo, suponen que su delito quedará impune. Pero vaya uno a saber cuándo una persona o empresa se cansa del fastidio de la calumnia y decide tomar cartas en el asunto, entregar las pruebas ante la Fiscalía y coger el toro por los cuernos: es que en el delito de calumnia, es la víctima la que decide cuándo se siente reparada y muchas veces esa reparación, además de la sanción penal, conlleva una gruesa suma de dinero.
Dos casos de una persona que va hasta las últimas consecuencias para proteger su buen nombre ilustran el tema: Pedro Juan Moreno y su familia fueron acusados por el entonces director de Antinarcóticos de la policía, el general Leonardo Gallego, de importar insumos para el procesamiento de narcóticos. Moreno golpeó todas las puertas, movió cielo y tierra y unos años más tarde logró demostrar la inocencia de su familia no solo en Colombia sino también en Estados Unidos. Después de aclarada la situación, Gallego ofreció disculpas, pero Moreno no solo las rechazó sino que continuó con la cacería para demostrar quién mentía y porqué lo hacía. Ahora el general Gallego tiene varios procesos pendientes, uno de ellos por el uso de dinero de la partida de gastos reservados, gracias al seguimiento que hizo Pedro Juan Moreno Villa del oficial que un día incluso le tiró la puerta de su despacho en la cara.
El otro caso es el de D'artagnan, quien exhibiendo todo su poder, publicó en su columna algunas falsedades contra Pedro Juan Moreno. Éste, ni corto ni perezoso, interpuso denuncia por calumnia y difamación y, a pesar de la rectificación del escudero periodístico de Samper, todavía el proceso está vivo en los estrados judiciales.
Hace algunos años, algún ocioso decidió difundir una información falsa sobre la situación de un banco. A las pocas horas, decenas de personas retiraban sus ahorros y cerraban sus cuentas en la entidad financiera. Después de algunas investigaciones, las autoridades detectaron al delincuente en Buenaventura y aún paga su condena por pánico económico.
Es que el delito de pánico económico cobija a todo aquel que divulgue o reproduzca información falsa o inexacta que pueda afectar la confianza de los clientes, usuarios, inversionistas o accionistas, no solo de una institución bancaria o financiera, sino también de cualquier empresa con el esquema de inversión colectiva legalmente constituida, lo que en la práctica es simplemente una calumnia o difamación contra una persona jurídica.
Lo importante no es que las normas estén en un papel o en un código: lo fundamental es que cada persona o empresa haga respetar su buen nombre o su credibilidad, pues es el mayor activo y no se puede permitir que cualquier inescrupuloso lo intente dañar por resentimientos o impotencia.

miércoles, noviembre 16, 2005

Buscapleitos, reñidor, camorrista: sinónimos de Chávez

Por Jaime Restrepo. Director Atrabilioso.

El constante irrespeto del presidente venezolano a otros países y mandatarios encontró por fin una respuesta acorde con las bravuconadas del paracaidista coronel: México exigió que Chávez se disculpara por los insultos contra el presidente Vicente Fox, ante lo cual, Venezuela decidió retirar a su embajador en México antes que las autoridades del país centroamericano le “solicitaran respetuosamente” desalojar el territorio.
Es la primera vez que la incontinencia verbal de Chávez recibe una respuesta contundente: Estados Unidos se limita a balbucear cuando el caudillo decide (y lo hace con demasiada frecuencia) atacar las políticas, las decisiones, las palabras, la comida o hasta la soltería de la Secretaria de Estado. En todo este tiempo, nunca se ha escuchado a Bush pronunciar el nombre del caudillo bolivariano a quien ha preferido ignorar como basura en el patio trasero. Otro incidente fue el que protagonizó con Chile, cuando Ricardo Lagos llamó a consultas a su embajador después de una declaraciones de Chávez en Santa Cruz de la Sierra en las que aseguró que su sueño era bañarse en una playa boliviana, haciendo referencia a las diferencias que mantienen Chile y Bolivia por una salida al mar para este último país.
El enfrentamiento Fox-Chávez comenzó en la cumbre de Mar del Plata. Allí, los periodistas le preguntaron al presidente mexicano sobre el borrador del comunicado de la cumbre, a lo que respondió que no era bueno "pues se le hacían muchas concesiones a Venezuela, cuando habían sido los presidentes de Venezuela y Argentina los que habían obstaculizado el estudio del ALCA". Esa fue, según el propio gobierno venezolano la agresión que desató la ira del buscapleitos Hugo Chávez Frías, con su incontrolada y problemática lengua, quien llamó a su homólogo mexicano “cachorro del imperialismo y entreguista a EEUU''. Además, el domingo Chávez le advirtió a Fox que era mejor "no meterse con él porque podría salir espinado” (escarmentado).
Claro, Chávez, acostumbrado a la mansedumbre de los países agredidos, creyó que las cosas se mantendrían igual. Pero no fue así: el gobierno mexicano emitió un ultimátum: “si el gobierno venezolano no se disculpa en 24 horas, (México) ordenará el retiro de nuestro embajador". En una entrevista concedida a CNN, Vicente Fox aseguró que “no se pueden aceptar las ofensas a nuestro país”.
La posición de Fox fue respaldada por diversos sectores políticos: El virtual candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la Presidencia de México en 2006, Roberto Madrazo, expresó su ''apoyo absoluto'' a la posición de Fox en relación con la crisis con Venezuela. Otros han ido más allá: el ex canciller mexicano Jorge Castañeda instó hoy a romper "totalmente" las relaciones con Caracas y acusó al presidente venezolano, Hugo Chávez, de intervenir en los procesos electorales de "varios países de América Latina".
Pero claro, cuando hay una respuesta contundente, el gobierno venezolano (como cualquier bravucón cobarde) se justifica como niño regañado, asegurando que no tiene la culpa y que la culpa fue del otro. Es que el comunicado del gobierno Chávez daría risa si no fuera tan grave el asunto. Primero, el gobierno del vecino dice ahora que la agresión no tiene sentido, cuando evidentemente es la respuesta diplomática a los insultos y descalificaciones del paracaidista contra el mandatario mexicano. Otra cosa es que, por la costumbre, el caudillo se sorprenda y encuentre sin sentido una respuesta a su falta de control verbal y a su patanería populista.
Posteriormente, el gobierno venezolano responsabiliza de todo al gobierno mexicano, como si las palabras de Chávez y las agresiones contra su homólogo mexicano no fueran la fuente primordial de esta crisis.
Lo mejor ¿lo más hilarante? es la visión particular del incidente: “Nuestro Gobierno guardó prudente silencio”. ¿Las declaraciones de Chávez son “prudente silencio”? No se si esta frase es producto de la ignorancia, del cinismo o se convierte en una nueva definición de lo que significa “prudente silencio”, pero ni prudencia (Chávez nunca lo ha sido ni lo será) ni silencio (cosa inimaginable en el caudillo venezolano) fueron las demostraciones del paracaidista que ahora enfrenta un nuevo problema diplomático con un gobierno que tuvo los pantalones para exigir respeto.