jueves, diciembre 22, 2005

Concurso Nacional de Aspirantes al Congreso 2006

Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso.
Con gran alboroto, el partido de la U de Juan Manuel Santos anunció que 30 de los 102 escaños de la lista de esa colectividad al Congreso de la República serán adjudicados a ciudadanos del común.
Cualquier ciudadano, con un respaldo de 50 firmas, podrá inscribir su nombre para aspirar a uno de esos puestos.
Sería fantástico que el número de firmas respaldara a un aspirante y no que fuera un requisito para que un jurado calificador, estilo reinado de belleza, escogiera a los aspirantes que finalmente ocuparán esos 30 puestos.
La decisión del partido de la U, bautizada Postúlate al Congreso, suena populista y excluyente. Populista porque va a atraer también a miles de políticos frustrados, lagartos de barrio y aspirantes quemados a las toldas de la U. Además porque para inscribirse, como es natural, el candidato tiene que afiliarse al partido.
Y suena excluyente porque no será un proceso democrático sino la decisión de unos pocos:
Humberto de la Calle, Martha Lucía Ramírez, Fernando Cepeda, María Margarita Zuleta y Edgar Perea conforman el jurado calificador que determinará quienes son los 30 candidatos ganadores de este Concurso Nacional de Aspirantes al Congreso 2006.
El proceso de Postúlate al Congreso es todo un misterio. No se sabe aún si los aspirantes presentarán entrevista ante el jurado, o si desfilarán en traje de campaña o si concederán ruedas de prensa para contar que su personaje favorito es, y cuál de ellos (si quiere ganar el certamen) se atrevería a decir lo contrario, Álvaro Uribe Vélez.
Eso si: las inscripciones de los aspirantes a candidatos de la U se cerrarán el 30 de diciembre, plazo en el cual tendrán que recoger las 50 firmas, llenar el formulario (¿qué medidas serán las perfectas para equiparar al tradicional 90 60 90?) y afiliarse al partido.
Otro aspecto relevante es el jurado calificador. Veamos: Humberto de la Calle... ¿no fue el candidato a la Presidencia del gavirismo (partido que nunca nació y cuya “anhelada existencia” buscaba perpetuar en el tiempo las ideas de César Gaviria, actual Jefe único e irrepetible del Partido Liberal)? ¿De la Calle no fue quien finalmente se conformó con el plato de lentejas de la Vicepresidencia? Ah... Fernando Cepeda, el padre de Manuel José Cepeda (Presidente de la Corte Constitucional) quien debería quedar inhabilitado (o declararse inhibido siguiendo el ejemplo de su hijo) para no despertar suspicacias entre los sectores de oposición. ¿Edgar Perea? ¿El mismo que en pleno partido de fútbol lanzaba arengas, vivas y proclamas en favor de Horacio Serpa?. ¿El mismo que en todas las transmisiones habló de las bondades y beneficios de apoyar a Ernesto Samper porque crearía el ministerio del deporte?
Bueno, salvan la nómina las mujeres: la Paca Zuleta y Martha Lucía Ramírez, personas respetables y con talento; sin embargo su vinculación con este Concurso deja mucho que desear.
En algo tiene razón Juan Manuel Santos: que este certamen político no tiene precedentes en la historia del país. Pero el argumento de otro directivo de la U para sustentar la iniciativa es bien particular: “Los partidos de antes eran cerrados y los ciudadanos nunca eran tenidos en cuenta”. ¿Y es que este Concurso es abierto? ¿Acaso considera importantes a los ciudadanos o los ve simplemente como votos que amarrarán a un buen grupo de electores útiles porque supuestamente se dignaron “tener en cuenta” a muchos ciudadanos anónimos que sin embargo no clasificaron ante el jurado?Si van a jugar a la democracia, por lo menos traten de aparentar que lo hacen bien. Que los “postulantes” que reúnan la mayor cantidad de firmas sean los finalistas del reality político de la U. Eso es democracia... eso es abrir verdaderos espacios de participación para líderes que no cuentan con los recursos y los medios para obtener una vitrina electoral adecuada, porque lo que están haciendo es un verdadero insulto para la democracia y para la nación

miércoles, diciembre 21, 2005

Cuando una comunidad le sirve a un mal patrón...

Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso.

Toda operación militar de gran envergadura, como el Plan Patriota, genera dificultades en las comunidades que están ubicadas en la región en donde se ejecuta la estrategia.
Calamar, en Guaviare, es una de las comunidades que se han visto seriamente afectadas por el plan militar que busca asfixiar el aparato bélico de las Farc. Este municipio vive hoy una gran depresión económica debido, entre otros aspectos, a las fumigaciones contra los cultivos ilícitos.
Lo llamativo de la crisis de Calamar no es que un grupo de ciudadanos honestos y trabajadores hayan perdido su fuente de ingresos legal por la operación militar. En ese municipio la economía se fue a pique porque dependía fundamentalmente de la siembra de coca: las ventas decrecieron en un 60% y las prostitutas ya no cobran 300 mil sino 20 mil pesos por servicio. Otra situación que alarma a los habitantes de Calamar es que ya no se ven carros cargados con costales llenos de dólares.
Germán Olarte, ex alcalde de la población y militante de la Unión Patriótica, se queja de la situación: "Con la llegada del Ejército, a finales del 2002, y con las fumigaciones se acabó en buena medida la coca en Calamar. Aquí casi todo el mundo vivía de ese negocio”.
Claro. Ahora los calamarenses, después de vivir y derrochar el dinero producto del narcotráfico y de los cultivos ilícitos y de cohabitar de manera cómplice con las Farc, parecen añorar los tiempos de la bonanza cocalera.
Es más: algunos habitantes recuerdan con melancolía la moderna discoteca que la guerrilla tenía en el municipio y que destruyeron ante la inminente llegada del Ejército.
No nos digamos mentiras: en Calamar, como en decenas de municipios en todo el país, las comunidades habían entrado de lleno al negocio del cultivo ilícito, entregando su producción a las Farc y “disfrutando” de los beneficios de la ilegalidad. Estos municipios, ahora lastimeros y quejumbrosos, olvidan que fueron parte fundamental de la guerra, pues con su trabajo nutrieron las arcas del terrorismo. Ahora anuncian desplazamientos masivos porque ya no hay dinero ilegal, porque los cultivos de coca se acabaron y porque la economía de nuevos ricos muy complacientes (¿cómplices?) con las Farc, llegó a su fin.
Tampoco podrán esgrimir la excusa de haber estado imposibilitados para declinar la rentable propuesta de las Farc, que pagaba por cada kilo de pasta de coca 2.2. millones de pesos; pues si ahora tienen la convicción de desplazarse, igual la pudieron tener ante la presencia de las Farc.
Pero ¿para qué se tendrían que desplazar, si la danza de los millones se bailaba a diario en las calles de la población? ¿Qué el dinero era ilícito y alimentaba la guerra? Pues qué importaba, si al final ellos tenían para pagarle 300 mil pesos a una prostituta, o podían embrutecerse con cerveza o aguardiente en cualquier cantina, o tenían (gracias a las Farc) la posibilidad de bailar en un sitio de lujo. Eso era lo que importaba... lo demás, la muerte, la destrucción, el dolor y la sangre, producto del negocio de la droga, eran situaciones que no era necesario mirarlas de frente, sino esquivarlas y dirigir los ojos a otra dirección.
Ahora, los calamarenses dicen que necesitan el apoyo del Gobierno Nacional con proyectos productivos y la pavimentación de los 75 kilómetros que los comunican con la capital departamental. El alcalde asegura que ya se están impulsando proyectos productivos con ganadería, cultivos de autoabastecimiento y piscicultura.
Frente a esto surgen las últimas dudas: ¿qué hicieron con los millones de dólares que se pasearon por las calles de Calamar? ¿Acaso pensaron en invertirlos en proyectos productivos o simplemente los derrocharon como nuevos ricos o traquetos de quinta?
Claro: ahora a todos los colombianos nos toca asumir la irresponsabilidad de una comunidad que se usufructuó del delito y que se mostró indiferente ante la guerra que vivía el país, que fue indolente frente a la muerte de centenares de colombianos asesinados con las balas que la droga compró. Pero qué le vamos a hacer... la nación tiene que asumir los costos de recuperar para el Estado las regiones que antes miraban con fervor a los negociantes del narcotráfico y de la muerte. Lo cierto es que de la bonanza de la coca no quedó nada en Calmar.

martes, diciembre 20, 2005

La baja política

Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso.
“Parece que la diferencia es más burocrática que ideológica”. Frase de Carlos Gaviria Díaz al describir el enfrentamiento entre el liberalismo y el uribismo.

El liberalismo oficialista está desesperado. No sabe que velas prender, ni de que descalificación asirse en su intento por recuperar el poder perdido.
Las declaraciones de César Gaviria Trujillo, el Jefe Único e irrepetible del liberalismo oficialista, publicadas por El Espectador, dibujan de manera patética la baja política en la que está incurriendo esa colectividad moribunda y a la que pueden arrastrar al país.
La respuesta más patética de Gaviria tiene que ver con su análisis sobre las deserciones que se están presentando en el liberalismo (y que seguramente aumentarán cuando se aproxime la fecha de la primera vuelta) : “los sectores afines al Gobierno están usando toda la capacidad y el poder del Estado ofreciendo notarías y puestos en la Cancillería. Sin duda ellos tienen más recursos que nosotros y los están usando para llevarse a la gente de acá. Tenemos que estar preparados porque nosotros, fuera de lo que el Partido es y de lo que defiende, no tenemos mucho que ofrecer.”
Queda claro que en el Partido Liberal Colombiano lo importante no es la ideología, ni los compromisos programáticos, ni las cacareadas luchas por la inversión social, ni esa base que López quiere volver a torear con el trapito rojo; lo importante es que el liberalismo no tiene nada que ofrecer en cuanto a clientelismo y burocracia.
Pero resulta que esa es la esencia de toda la disputa entre el liberalismo y el gobierno, pues al perder el poder, después de 8 años de no regentar los destinos de Colombia desde la Presidencia, el liberalismo quedó sin su principal y única herramienta para cohesionarse y tener la fuerza política de la que tanto se ufanaba. En realidad, la frase de Gaviria demuestra la ausencia total de política y la presencia permanente y fulgurante de la politiquería que tanto apetece, pues sin ella, el liberalismo está condenado a desaparecer por sustracción de materia. Es más: al liberalismo le duele que, a menor escala, se estén usando los mismos mecanismos que sus dignatarios utilizaron durante décadas para sostenerse en el poder.
De otro lado, en la entrevista de Gaviria, se observa la carencia de conocimiento de las realidades de su propio partido. Al referirse a una posible coalición con el Polo Alternativo, Gaviria sostuvo que “hay identidad en la necesidad de hacerle frente a la coalición de derecha que ha conformado el presidente Uribe para su reelección”. ¿Derecha? ¿Es que Gaviria no ha escuchado los planteamientos de sus precandidatos Rodrigo Rivera Salazar y Rafael Pardo Rueda? Rivera, por ejemplo, se opone a cualquier modificación en la penalización del aborto y fue uno de los promotores de la censura de prensa en la Ley de Garantías. En cuanto al ex ministro de defensa Rafael Pardo, pretende un mayor fortalecimiento de las Fuerzas Armadas y fue uno de los impulsores y más férreos seguidores de Álvaro Uribe Vélez. Entonces, ¿qué pasaría si el candidato oficial del liberalismo fuera Rivera o Pardo? ¿Cómo lograría hacer congruente una coalición con la izquierda con un candidato ideológicamente ubicado en la centro derecha?
Pero en las declaraciones del Jefe Único siempre hay espacio para las perlas. Cuando le preguntaron sobre los paramilitares en las listas uribistas, Gaviria afirmó: “Para mí eso es evidente, entre otras cosas porque el Presidente no ha rechazado esos apoyos. Los ‘paras’ están allí en esas listas, eso es algo que no hay que probar, todo el mundo sabe que es así”.
Genial el giro de la baja política: para Gaviria es evidente el hecho porque el Presidente no ha rechazado esos apoyos. Olvidó que, en su momento, él mismo aplaudió a Uribe cuando dio la orden de capturar a cualquier jefe paramiltiar que interviniera en política. ¿Esa no es una manifestación clara de rechazo?. Pero lo peor de Gaviria es que, como la mayoría de los dirigentes de la oposición, no necesita razones ni argumentos: para él, basta con que exista el rumor para que la denuncia sea cierta y remata con una frase que demuestra la franciscana pobreza argumental y la falta de seriedad del expresidente y de su partido: “eso es algo que no hay que probar”. Esta es la máxima evidencia de la baja política a la que nos enfrentaremos, pues un partido, y un expresidente, no pueden salir a insultar a una nación diciendo que sus argumentos no necesitan pruebas... le faltó complementar con otra frase: ¿Para qué bases y argumentos?